El jugador italiano falló su lanzamiento, y por la conversión del último lanzador checoslovaco Jozef Barmoš, Italia perdía el encuentro y finalizaba en cuarta posición de la Eurocopa. El decisivo partido frente a los belgas finalizaría con otro empate a cero goles que servía para clasificar a ambos conjuntos, pero desgraciadamente con los italianos por detrás de los belgas merced al «goal-average» acumulado en la fase de grupos, por lo que los transalpinos disputarían el tercer puesto de su Eurocopa frente a la selección checoslovaca.