Allí esperaba la vigente y temible campeona Mundial selección argentina de Diego Armando Maradona, que por aquel entonces jugaba en el S.S.C. En los lanzamientos, los fallos de Roberto Donadoni y Aldo Serena condenarían a Italia, y los 60.000 asistentes de Nápoles cargaron contra el ídolo local Maradona por dejarles fuera de la final de «su» Mundial. En el partido, no hubo sorpresas, y de nuevo Schillaci anotaría el tanto que supondría el 1-0 final que llevaría a los anfitriones a semifinales y que situaba al italiano como máximo realizador del campeonato.