Un tanto del defensa Nelinho y otro de Dirceu 8 minutos después, harían que Brasil venciese de nuevo a los italianos para hacerse con el tercer puesto. Los italianos dirigidos por Ferruccio Valcareggi, buscaban de nuevo esa supremacía a nivel de selecciones, y había visto como en los últimos treinta años sus grandes logros habían sido igualados, y pese a haber perdido ese dominio futbolístico en el terreno de juego, aún podía presumir de ser una de las pocas selecciones en haberse proclamado campeona mundial, incluso por dos veces.